Soy hijo de Raúl H. Burzaco y trabajé casi 14 años en una empresa que proveía insumos para la industria gráfica. Esto quiere decir que, según la ocasión, podía llegar a entrar a El Cronista Comercial por la puerta de invitados o por la de los proveedores. Hasta aquí la introducción; siguen los recuerdos.
A principios del año 1987, mi padre asume como director de El Cronista Comercial. El diario había sido adquirido en mayo de 1986 por Eduardo Eurnekian, propietario de CableVisión, que estaba interesado en construir un grupo de medios de comunicación.
La propuesta de competir en el segmento de los diarios de información general, manteniendo un perfil de negocios, y el paso definitivo a la venta de los ejemplares en los kioscos, le atrajo mucho a mi padre. Era a la vez una reparación y un desafío profesional; un “combo” que aceptó con el mayor de los entusiasmos.
El diario cambió de formato, se agregaron páginas, secciones y suplementos. También se publicó los domingos. Se recortó el nombre, pasando a llamarse El Cronista. La venta se hizo por medio de los circuitos tradicionales en la vía pública.
No recuerdo todos los nombres, pero estaban como estrechos colaboradores de mi padre Jorge Castro como subdirector y Daniel Della Costa en la secretaría de Redacción. Además, fiel a un estilo que impuso en otros medios, las notas ahora eran firmadas por los columnistas y periodistas. A los periodistas de hoy tal vez les parezca que esto siempre fue así, pero hace un par de décadas no lo era.
Cuando mencioné que también lo tomó como una reparación profesional, es una alusión a su traumática desvinculación del diario Tiempo Argentino, que había dirigido desde su gestación hasta que fue echado de malos modos cuando el diario pasó a ser controlado por gente que respondía a la “Coordinadora”.
Por último, un recuerdo para quienes hayan conocido a mi padre como fruto de su actividad profesional en El Cronista Comercial. No me cabe ninguna duda que seguramente habrán recibido alguna lección sobre periodismo, acompañada en algún otro momento por un “Dios te bendiga”.
Les envío fotos de cuando recibió el premio Konex, porque son las que coinciden con la época en que mi padre fue director de El Cronista Comercial.
Envío también un afectuoso saludo a la gran familia de El Cronista Comercial.
Walter P. Burzaco
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