2008-12-03

"Un motivo de orgullo"



Cuando le conté a un amigo de este festejo su comentario fue: ¡Que bueno! Debés estar muy orgulloso de que los trabajadores del Cronista te hayan invitado. La verdad queridos amigos que estoy muy contento de estar con ustedes. Las empresas son su gente y aunque las personas vayan cambiando hay algo que nos une.

Es que El Cronista Comercial fue un motivo de orgullo durante toda mi vida y la gente que trabajó en él personas que me importaban. A pesar de los años que han pasado, los nombres aparecen y se juntan con las caras y sus lugares de trabajo: San Martín 439, Reconquista 379, Esmeralda 668 y por fin de Alsina 547. Del taller del Argentinisches Taglebatt y del de COGTAL, con sus fundiciones y sus linotipos, Nuestro modesto taller de fotocomposición de la calle Balcarce, las impresoras Ofset de la Editorial Esquiú. Muchas personas, con historias familiares que yo conocía de cerca, gente que se casaba que tenía hijos que progresaba en el entorno de un país que a pesar de todas las dificultades crecía y aparecía liderando su región..

EL Cronista post Perrotta vivió en un entorno de estancamiento económico, a pesar de tantos anuncios rimbombantes. Creo que la información económica de base se deterioró a pesar de que la tecnología debería permitirnos capturar datos más exactos. La información que el Estado y sus gobiernos de turno ponen a disposición de los ciudadanos está siempre desactualizada y cuando la prensa trata de llenar este vacío es rápidamente demonizada. Miles de empresas desaparecieron barridas por los empecinamientos gobernantes iluminados, nombres que eran sinónimo de industria argentina quedaron en el recuerdo, sus trabajadores más afortunados pudieron ganarse la vida como taxistas u otras honorables profesiones que agregan poco valor a la economía, fue aumentando la marginalidad. El sueño de un país educado y próspero lleno de oportunidades se fue esfumando del imaginario colectivo.

Entre las cosas buenas, que las hay, aparece nuestro sistema democrático que a pesar de sus muchas limitaciones parece que vino para quedarse

El diario no fue inmune a su entorno y, por supuesto, pasó por altos y bajos. Por suerte para todos la historia continúa y es fantástico que El Cronista esté dando testimonio del esfuerzo de la gran mayoría de los argentinos. Porque ¿qué otra cosa refleja la economía que nuestro esfuerzo por vivir mejor?

Aunque no lo crean, cuando tomo un tren o un subte y veo un joven leyendo El Cronista siento una satisfacción enorme. Es una camiseta que no me puedo sacar.

Lo mismo me pasa con Argentina. Nos deseo a todos años mejores.

Rafael Perrotta Bengolea es nieto del fundador de El Cronista Comercial

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