2009-05-14

Un partidazo

Alejandro Rodríguez Diez y Alberto "Beto" Valdez, entrevistando a Domingo Cavallo, en 1997 (fotografía de Jorge Iturrieta para El Cronista). Haga click en la imagen para ampliar.

Imposible olvidarlo. Las páginas ya se habían ido y estábamos a la espera de su vuelta para las correcciones. No pasaba nada, era un clásico día "fiambre".

En medio de la abulia, alguien reparó en que el gran "Villita" estaba haciendo una pelota con hojas de un diario, a la que luego terminó de solidificar con cinta adhesiva. No terminó de hacer dos "jueguitos" que los futboleros de la sección Política (el jefe Beto Valdez, Diego Blejer y quien escribe) nos empezamos a acercar para mostrar nuestras -escasas- habilidades.

Se engancharon los diagramadores Charly y Reynaldo "Sopapa" Toledo. El jefe de Internacionales, el inolvidable Guillermo Ortiz, comenzó a dar indicaciones cual DT de su querido Vélez Sarsfield. Y en dos minutos se armó el picadito, que contó con la inicial participación de "los de negocios" Guido Nejamkis y Ernesto Nimcowicz.

El segundo de política, Luis Laugé, no tardó en prenderse, al igual que el editor de economía Gustavo Trossero. Pablo Wende miraba "desde la línea de cal", sonriendo, pero sin entrar en la lucha. Alfredo Sainz pidió jugar de wing, por el andarivel que custodiaba como un verdadero marcador de punta otro de política, Juan Castro OIivera. La diagramadora Inés, horrorizada, se fue al fumadero, acompañada por Aníbal Maturi, también escandalizado por el revuelo de patadas y agarrones. El columnista de Internacionales, Jorge Castro, miraba las camisas transpiradas, los empujones y los foules de los jugadores como si mirara a los ojos al demonio. Oski, de armado, le decía "venga doctor, prendasé".

Juan Emanuelidis, de Sistemas, pasaba esquivando pelota y cuerpos ante el grito de Dolores Olveira, porque se le había colgado la compu. Marcelo Bousquet se negó amablemente: lo mío es el basquet, dijo.

Carlitos Bartaburu, de archivo, hasta llegó a tirarse a los pies de un rival para robarle el esférico, que a esa altura ya no era tal. Coco Núñez, editor de Fotografía, hizo una eficaz pareja central junto a su compañero Iturrieta. Mientras que los de Información General (que a esas horas habitualmente ya se habían rajado, pero estaban trabajando "de séptima") Martín Becerra y Aníbal Mendoza apenas "alcanzaban" la pelota cuando salía del perímetro imaginario: desde la silla de María Oliva hasta la de Jorge Sosa, de un lado, y desde la de Daniel Soria a la de María Sánchez Laso del otro.

De pronto, un incidente alteró el transcurrir del juego. Alberto Farina, de espectáculos, metió un violento zurdazo que no pudo ser desviado por Leo, de Personal, e impactó en la cabeza de Olga de diagramación, quien desesperada pidió protección a su jefe: "¡Mezzadra! mire lo que están haciendo". El yorugua, con su cara recia habitual, sonrió y siguió en lo suyo.

Todo terminó cuando Mary gritó "¡Llegó la dos-tres!" en referencia a la doble página de apertura del diario.

Empezaron a cruzar por el medio de la "cancha" -con absoluta falta de respeto hacia los jugadores-, Norma Nethe, Hugo Grimaldi, Hernán De Goñi y el gordo Chiaruttini.

Natacha Esquivel pasó por el área chica defendida por Martín Dinatale y pateó la pelota hacia un costado, como sacándola del campo de juego, acción que fue brutalmente abucheada. El Cholo Minoli salió de su oficina sabiendo que ya estaba a salvo de un pelotazo. Se acercó Della Costa a la mesa y, por último, apareció el entonces director Néstor Scibona, que le dio el pitazo final al encuentro con su habitual tono sereno: "a ver si nos calmamos un poco" dijo ante caras enrojecidas por el esfuerzo. Montefusco, como siempre, gritó "muchachos, vamos que nos perdemos el interior". Y todo volvió a la normalidad.

Nunca recordé como terminó el marcador. Nunca me importó en realidad. Pero algo ocurrió con aquel partido: aún hoy lo recuerdo desde el primer instante hasta su súbito final.

Nunca pude olvidar aquel partido en medio de la redacción de El Cronista, que empezó con unas hojas de papel amontonadas por Villita.

Alejandro "Quico" Rodríguez Diez

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