2009-06-11

¡Sale con fritas!



Soy Alberto Siglióccoli, ex redactor y editor de la sección Economía entre los años 1989 y 1993. Y tarde, pero seguro, quería compartir con ustedes mis recuerdos en homenaje a todos los compañeros cronistas que pasaron por El Cronista en sus 100 primeros años de vida.

Les cuento que, aunque debuté como periodista en Clarín y mi primer maestro fue Daniel Muchnik, El Cronista fue mi verdadera ESCUELA de periodismo (así, con mayúsculas) y mis grandes maestros, el recordado Oscar "Cacho" Falomir y Daniel Della Costa.

Llegué a la vieja redacción de Alsina allá por 1989 de la mano del entonces cronista agropecuario Abel Rodríguez. Y pasé la entrevista de admisión con Jorge Castro y el Maestro Della Costa literalmente "de parado", porque mi título de Economista parece que bastó para calificarme como periodista económico ante sus ojos y mis antecedentes en el Suplemento Económico del "gran diario argentino" sirvieron para que comenzara modestamente como colaborador free lance.

Recuerdo a mis primeros compañeros de aquella época, especialmente a mi "compañerito de banco", como lo llamaba, Tristán Rodríguez Loredo y a mi tocayo Alberto "Beto" Valdez. Luego vino la mudanza a Honduras, en la que algunos hasta participamos vaciando muebles y llevando cajas. El diario comenzó a salir los domingos, y entonces me contrataron para las bohemias "guardias de los sábados" con la misión de cerrar la edición junto con Santiago Magrone. Al poco tiempo me cruza Della Costa en un pasillo y me dice socarronamente: "Pibe, vos entre las colaboraciones y las guardias ya estás cobrando más que un redactor, así que tenés dos opciones: venís a trabajar todos los días por menos plata o te despedimos". Y entonces"elegí" formar parte de esa recordada redacción, donde por suerte pude aprender periodismo desde lo elemental hasta lo más complejo durante varios años.

Así fue como me hice desde abajo "picando cables", diagramando notas con Charly Russo o el "Chino" Charra, haciendo cola para usar las pocas PC que había entonces en la modernosa redacción del armenio Eduardo Eurnekián, en medio de su fábrica textil. En Honduras, mi nuevo "compañerito de banco" fue Roberto Barandalla. Yo trabajaba en un box rodeado por Elenita Campos, la recordada "negra" Beatriz Soler, Daniel Soria y, como nota de color, también estaban con nosotros Antonio Birabent haciendo sus primeras armas en periodismo, el cineasta Raúl Perrone en sus comienzos y el hoy famoso Nik con sus entonces precarios dibujos. Recuerdo también, entre otros, a Orlando Barone, José Luis "Pepe" Brea, Osvaldo Calello, Marcelo Cantón, "el gordo" Claudio Chiaruttini, Hernán De Goñi, Juan Carlos De Pablo, Claudio Destéfano, Domingo Di Nucci, Hugo Grimaldi, Juan Bautista "JuanBa" Ibarra, Nancy Pazos, Fernando González, "el negro" Ricardo Rosales, Néstor Scibona y Enrique Szewach.

Allí viví "en vivo y en directo" la Guerra del Golfo y tantos cierres trasnochados, las inundaciones de la avenida Juan B. Justo y otras vicisitudes, pero fue mi mejor época en el periodismo, la más plena sin duda. Hasta me di el lujo de ayudar en su formación como periodistas económicos a los hoy reconocidos Pablo Wende y Alejandra Gallo, y candidatearme como delegado en unas elecciones que perdí por pocos votos contra el imbatible "Chino".

Recuerdo el cuartito para fumar o "fumadero" vidriado y cerrado, lleno de humo, que por orden del armenio era el único lugar donde estaba tolerado "matar el vicio". Claro que no hacía falta siquiera prender un pucho por el humo irrespirable que había, que a veces hasta dificultaba ver quien estaba adentro. Por eso y mucho más, sin duda las mejores anécdotas las generó el propio armenio. Recuerdo el primer día que visitó la redacción recién montada en Honduras cuando empezó a los gritos: "Pero acá no trabaja nadie??!! Todo el mundo lee el diario, habla por teléfono y toma café?????!!!!!!!" Hasta que algún ladero le susurró al oído que los periodistas, cuando trabajan, habitualmente hacen eso...

La otra historia imperdible data de cuando hizo colocar claves en los teléfonos con los 6 digitos de la fecha de nacimiento de cada uno para acceder a las líneas y así controlar y cobrarle a quienes se excedieran con los llamados... El resultado fue que durante meses se dejaron de festejar los cumpleaños en la redacción, porque todo el mundo calculando la edad de la víctima elegida, usaba la clave del otro... hasta la del propio Eurnekian!!!Pero la anécdota más risueña fue cómo todos ganamos un estado atlético envidiable saltando los molinetes que había hecho poner en la entrada para controlar la permanencia de los periodistas en la redacción... Es que, literalmente, no había otra salida: o saltábamos los molinetes o no salíamos a hacer notas y buscar información en la calle!! Es más, por unos días el diario salió con menos páginas porque era casi imposible llenarlas sin hablar por teléfono ni salir del diario.

Cuando estaba en El Cronista, pocos meses antes de irme buscando nuevos rumbos, nació mi hija que hoy tiene 18 años y recuerdo todavía la caja de ropa para bebé de Circus, "gentileza" de la marca de Eurnekian, que me regalaron. Después de El Cronista tuve muchos otros trabajos de periodista, antes de especializarme como "piloto de tormentas" en la prensa del Estado en situaciones de crisis, pero ninguna otra experiencia se le compara. El grito "sale con fritas!" o el aullido "Pesaaaaah!!!" de "Cacho" Falomir (por el apellido del gordo técnico informático que no daba abasto con el soporte de las PC), o el latiguillo "se van los camiones!!!" de Miguel Montefusco siguen resonando aún hoy con emoción en mis oídos. Gracias!

Alberto Siglióccoli

4 comentarios:

Silvia Rosa dijo...

Hermosos recuerdos !!!
Qué época aquella, te oigo contármelo !!
Gracias, hermanito !!!
Besos,
Silvia

Silvia Rojas dijo...

Cuantos recuerdos!!!! Me vinieron a la memoria, mientras iba leyendo todos tus recuerdos!!!! Como si el tiempo no hubiese pasado.... Creo que te acordás de mi, soy Silvia Rojas, quien por aquellos años, tambien andabamos luchando sindicalmente, aunque esta en la Administración, tambien conviví con uds, los periodistas, mis mejores horas de trabajo! Gracias por el recuerdo

Alberto Siglióccoli dijo...

Me acuerdo de vos Silvia! Me alegro de poder compartir estos hermosos recuerdos entre todos... y te mando un beso enorme!

Unknown dijo...

Perdón por ver esto ahora, pero yo pasé muchas veces por esa redacción, y por la de la calle Alsina. Tenía entre 10 y 18 años y mi viejo me llevaba y me presentaba, uno por uno a los amigos y colegas de él. Hoy con 33 años y viendo eso que escriben, no hace más que llenarme de orgullo del viejo que tuve.
Un saludo muy grande y agradecido.
Ignacio Falomir